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A tí, al que Dios necesito en su momento, testigo privilegiado de uno de los principales misterios de nuestra fe, tu que acogiste, educaste y protegiste; complice perfecto de nuestro Señor. Tu que tuviste un profundo y cálido amor a María procurando el sustento diario con tu esfuerzo y trabajo.

Celebramos un año más tu día, Patrón de la Vida Contemplativa, que sin grandes discursos ni milagros ERES y SERÁS en nuestras vidas. Sencillo discreto y silencioso, modelo de fe que supiste aguardar y porque solo en el silencio se encuentra lo que se ama. Como dice la oración sed nuestro abogado, y alcanzanos la gracia de que nuestra alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor. ¡Feliz día de San José!

CHARITAS

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