Skip to main content

Santa Teresita de Lisieux o del Niño Jesús y de la Santa Faz es una carmelita descalza francesa para quien no lo conoce. Murió jovencita en un Carmelo al norte de Francia y con solo 24 años, ha sido proclamada doctora de la Iglesia y patrona de las misiones. Su vida transcurrió en silencio, también su apostolado. Parecía que estaba abocada a vivir y morir sin que nadie más supiera de ella. Pero Dios, que es tremendamente sorprendente, tenía un plan aún mejor. ¿Habéis escuchado eso del Evangelio: de la boca de los niños se perfecciona la alabanza? Pues el Señor la quiso enaltecer, ella que solo había aspirado a un rinconcito en su Carmelo, ahora es ejemplo ante el mundo. Misterios de la Providencia.

Esa joven, casi adolescente, aún tiene mucho que decir al mundo, no en balde es una de las santas más populares dentro de la juventud. Y es que en una praxis perfecta, en una combinación solo posible si Dios está en ella, supo vivir la vida de Jesús de tal forma que hoy es faro que ilumina. Ilumina la vida de todos con su vida, vida que dependía siempre de la verdadera VIDA y que de ella tomó sus fuerzas. Nuestra Institución, ya os lo hemos comentado antes, tiene mucho que ver con ella, de hecho la tenemos como patrona.

Como ella, buscamos la sencillez y perfección en las cosas pequeñas porque nos reconocemos pequeñas y no por eso menos importantes. Orantes por el mundo, los sacerdotes y misioneros, vivimos una vida austera reconociendo nuestra pequeñez ante Dios y su supremacía en todo. Humildes servidoras, pacientes, con sentido del humor y viviendo nuestro cielo en la tierra, ofreciéndonos a los demás. Afables, agradecidas, discretas y sinceras, con valores y personalidad, pero ancladas en la roca que es Cristo, buscando ser como Él.

De ella aprendemos un camino antiguo y nuevo, pero siempre pequeño, de Infancia Espiritual. En ese camino la imitamos al ser dialogantes, anunciadoras de la eterna bienaventuranza, de la comunión de los santos, a tener fe y esperanza.

Desprendidas de nosotras mismas, con la intención de amar. Amar es la clave como ella decía: “Oh Jesús, Amor mío, ¡finalmente he encontrado mi vocación! Mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi lugar en la Iglesia y este lugar, oh Dios mío, me lo habéis indicado vos. En el seno de la Iglesia, mi Madre, ¡yo seré el amor…!” .

CHARITAS

Author CHARITAS

More posts by CHARITAS

Leave a Reply