“Blanco Pan inmaculado
suavísimo Pan del Cielo,
¡oh mi Jesús adorado,
dulce Cordero inmolado,
del alma amor y consuelo.
Es mi dicha contemplarte
irradiando en la Custodia
y mi vida es el amarte,
y mi anhelo es adorarte
en ese Trono de gloria.
Me conmueve y extasía
el pensar en tus SAGRARIOS,
y yo quiero noche y día,
vivir de tu EUCARISTIA
y que no estés solitario.
Quiero tengas en mi pecho
un Tabor de tus amores…
quiero que en amor deshecho
tengas en él blando lecho,
lecho de místicas flores.
HOSTIA Santa, inmaculada,
Hostia divina, Hostia pura,
en cada Altar inmolada,
tu caridad me anonada
y me embriaga tu dulzura.
Pan suavísimo del Cielo
en el Copón encerrado,
recibirte es mi consuelo,
recibirte es el anhelo
de mi pecho enamorado.
Recibirte y contemplarte
mi JESÚS EUCARISTÍA,
saciarme en Ti y adorarte,
vivir solo para amarte,
no quiero más alegría”
(Madre María de Dios)