Nuestra vida, gira, según la inspiración del Espíritu Santo a Nuestra Madre entorno al Santísimo Sacramento. Él lo es todo para nosotras, el centro de nuestro vivir, así que nos organizamos para que en adoración perpetua, es decir, ni de día ni de noche falte desde nuestra casa, que esté pendiente de Él y sus cosas en «amante adoración». Evidentemente es Jesús Hostia la fuerza que nos impulsa en cualquier actividad. Sea apostolado u oración, descanso o trabajo, nuestro corazón tiende a Él, así nos ofrecemos por la humanidad y la Iglesia. Dar gloria y honra a Jesús Eucaristía, hacerlo amar con nuestras palabras y acciones, se vuelve el ideal que solidifica nuestra vida evangélica.
Amando y haciendo amar al Santísimo Sacramento
VIDA EUCARÍSTICA
«El espíritu de la Institución no es otro que el espíritu de Jesús, que tenemos que estudiar y aprender al contacto y en unión con Él mismo».
Constituciones 5,2
Con María como modelo y madre
VIDA MARIANA
Ella es la perfecta consagrada, lo dió todo sin dejar nada para sí. Nuestra vida imitándola, quiere reproducir ese único ideal que la convirtió en primer Sagrario: vivir para Jesús.
“Nuestro Instituto aspira a señalarse en el ardiente amor e imitación de la Virgen María, siendo su primer paso en la Vida Religiosa la total CONSAGRACIÓN a nuestra Santísima Madre Reina y Señora, medio de identificación con su vida consagrada” (Constituciones)
Cual otras Marías, queremos unir al mundo con el Corazón de Cristo, juntar las almas a Él con lazos formados por horas de adoración unidas a Ella. Es preciosa y singular nuestra vocación.
“Coronemos nuestra vida mariana… viviendo en Ella… abismadas en su Corazón Inmaculado, no sólo con Ella, sino como fundidas, abismadas, encorazonadas con Ella…”.
M. María de Dios
Juntas, camino del cielo
VIDA FRATERNA
El ambiente de verdadera familia es un rasgo distintivo de nuestro estilo de vida, según el deseo del mismo Cristo: “EL PRECETO MÍO ES QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS COMO YO OS HE AMADO” (Jn.13:34). En este Mandamiento Nuevo de Jesús, quería nuestra Madre Fundadora que sus Hijas se distinguieran de forma muy especial considerándolo como “la reliquia más preciosa de Jesús en su Sagrado Evangelio”. “siendo la Caridad nuestra virtud característica, en nuestra Institución, todas las Hermanas han de formar en toda verdad un corazón y un alma”. Exhortaciones.
Vivimos felices recorriendo el mismo camino común hacia su Corazón.
«Hijas mías, que os améis mucho».
Madre María de Dios
Muy unidas a la Iglesia en su corazón
VIDA ECLESIAL
Ser católico, significa amar y sentir con la Iglesia, vibrar con las cosas que se alegra; sufrir y reparar aquello en lo que se equivoca. Esta unidad con el Papa, los sacerdotes, el mundo en general, nos lleva ¿Cómo no? a los pies de Jesús Hostia. Somos ante Él, misioneras y apóstoles de su amor.
“En el corazón de la Iglesia, mi Madre, -como decía Santa Teresita del Niño Jesús- yo seré el amor”… promoviendo así el Reinado del Corazón de Jesús. M María de Dios
“Fieles Hijas de la Iglesia seremos hasta morir, con la Iglesia tan fundidas que no podamos vivir sino de su misma vida”.
M. María de Dios
Esencialmente contemplativas con alguna forma de apostolado
VIDA APOSTÓLICA
Nuestra primordial ocupación, queda dicho, es la adoración a la Eucaristía en una vida esencialmente contemplativa, sin embargo, dependiendo de las necesidades locales de la Iglesia, podemos desarrollar algunos apostolados externos. En España el acompañamiento y cuidado de los niños de la guardería y las ancianas de nuestra residencia. En México, las hermanas ejercen un apostolado activo con la juventud junto a la que desarrollan retiros, animación vocacional, preparación para los sacramentos, entre otros.
«Dios mío tómame para siempre».
M. María de Dios