¡Es Domingo de Resurrección! ¡Es el triunfo de Cristo!
¡La Redención y liberación del pecado de la humanidad por el Hijo de Dios!
El gozo se funde en nuestros corazones en este día tan especial para la Iglesia, donde nos alegramos por la victoria, del que injustamente fue condenado a la muerte.
En La Resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está con nosotros, ¿Qué podemos temer?
La Resurrección es manantial de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras largas. Debemos tener cara de resucitados, y mostrar al mundo entero nuestra alegría, porque Jesús ha vencido a la muerte.
El Domingo de Resurrección inicia la Pascua, un tiempo oportuno para meditar acerca del cielo y de la gloria a la que estamos llamados.