Hoy queremos hablar de dos cosas: 1) Sobre la Cruz, 2) sobre el dolor vivido por amor a Jesús. Para ello, os contamos la historia de nuestra querida hermana cocinera.
Reuímos con mucha frecuencia todo aquello que nos cuesta. Cuando además nos faltan las fuerzas, nos consumen los sentimientos de frustración y tristeza. ¿Por qué yo? ¿Tanto dolor para qué?
Pero Jesús tiene siempre un propósito de amor para tu vida, y en su poder, quiere configurarnos con Él, también en su cruz. Y aunque no provoca el dolor, pues este es fruto del pecado, aprovecha la situación para purificarnos.
Hna. Mª Camino, es una de esas hermanas que alaba a Dios incluso en su silencio, siempre agnegada y feliz al desarrollar su trabajo. Desde hace tres meses vive junto a Jesús en su Calvario. Tres meses de médicos, pruebas, insomnios, consultas, hospitalización con alguna sencilla intervención etc. Tres meses y cuatro vértebras rotas. A pesar de la edad, ella ofrece en silencio y con una sonrisa su sufrimiento, lo une al de Jesús, olvidado y ultrajado. Con sus lágrimas, vertidas, solo ante Él, repara todas las ofensas que Jesús recibe de quien no le ama, sana sus heridas a través de las suyas. Misterio, si lo sé, pero Dios es inmensurable y es normal que se nos escapen cosas. Aún así, resuenan las palabras del Maestro en sus noches: «Quien quiera seguir en pos de mi, que tome su Cruz, cargue con ella y me siga».
Pasito a pasito, ella va sin prisas, cada minuto, instante es precioso, una oportunidad tremenda para reconocer su compañía, más allá de la oscuridad y de la tormenta. Va mejorando, pero Hna. María Camino, sabe que su «Redentor vive y que del polvo me levantará». Gusta repetir mientras se funde en una mirada con Jesús Eucaristía.