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¡Dios mío, Dios mío! ¿Cómo puedo interrumpir el canto de tus alabanzas? ¡Ay! Que mi silencio te hable, Amor que eres todo mi Amor. Déjame adorarte, Dios mío, inmensamente grande, infinito en tu grandeza; y pequeñito, pequeñito en la Hostia deliciosa y amorosamente. Mírame, Amor mío e inúndame con tus rayos de luz divina y abrásame siempre más… Dame, dame luz y dame amor… soy pobrecita y Tú eres riqueza infinita… Dame para que yo te dé… Ay, mi Dios-Amor, Tú sabes bien las ansias, los gigantes deseos de mi alma… en eso me consuelo, Tú que sabes mi anhelo y mi impotencia los recibirás como obra.

Amado mío, qué limitado es el poder de nuestra expresión para decir lo que quisiera y ¡qué estrecho el pobre corazón para darse y recibir un infinito amor! Amarte, amarte, no quiero otra vida… mi corazón está preso de tu celestial locura.

Obras todas de mi Amor, bendecidle con vuestro lenguaje mudo o articulado. Venid en mi ayuda para cantar su gloria, para celebrar su amor, para ayudar mi impotencia… Más esto es poco… oh Amado mío, sé Tú mismo en mi quien lo supla todo, sólo así descanso…

Jesús-Hostia de todos los altares, yo te ofrezco al Padre y en Ti me
ofrezco a todas tus intenciones y en nombre de todas las criaturas…Solo así reposo…

¡Los regalos del Amor! ¡Tus regalos mi Dios-Amor! Tus regalos de Padre amantísimo, de Jesús dulcísimo Verbo encarnado; tus regalos de Amor Espíritu amorosísimo! ¡Tus regalos!

Después de la gran parada en estos escritos expansión del alma ¿cuándo mejor que ahora podré apreciarlos? Todo cuanto existe en todos los órdenes, todas las otras cosas sobre la haz de la tierra fueron creadas para el hombre, para que le ayuden a conseguir su fin, dice San Ignacio.

Todo lo que existe, pues, fuera de mi, es lo mismo que yo misma, creado por Ti, mi Dios-Amor, y creado para mi, es un mimo, un regalo de amor, regalo de tu mano amorosa, mejor aún de tu Corazón-Amor. Todo ello ha de servirme para realizar mi fin: aquí conocerte, amarte, servirte, glorificarte cumpliendo tu voluntad santísima en la noche de la fe; y así luego amarte, bendecirte y glorificarte eternamente gozándote en la visión beatífica…

¡Oh alma mía! Sepamos recibir y utilizar los regalos del Amor. Son de muchas clases estos regalos del Amado, pero todos y siempre llenos de su infinito Amor y encaminados a nuestro mayor bien.

Son unos regalos para que los usemos y gocemos; otros para que soportemos y probemos amor, ejercitando la virtud… pero, repitámoslo, siempre y todos son regalos del Amor para que me ayuden a vivir de amor… Ya lo decía el apóstol que todo se convertía o concurría al bien de los que aman a Dios.

Oh mi Dios, mi Amor y ¡qué magnífico eres, qué misericordioso y bueno infinitamente en tus regalos de amor: Criaturas materiales bellísimas y utilísimas. Criaturas espirituales inefablemente hermosas. Acontecimientos felices o dolorosos, sabiamente dispuestos para arrancar de mi alma conciertos de amor puro en unión íntima a tu adorable Voluntad!

Entre tus regalos de amor veo, pues, primeramente esas obras del amorque me rodean en el mundo material… ¡Qué magnificencias y qué finezas para provocar mi amor! Para mi has creado ese gran sol y ese cielo estrellado que me embelesa, esos montes y esos prados; esos ríos y esos mares; esas flores y esos frutos, en fin las mil y mil maravillas de la creación material. Son todas voces poderosas que me hablan callando, de tu infinito Amor, Dios mío. Todas están destinadas a ayudarme a mi fin… cada una es un mensajero de amor que me reclama devolverte amor por Amor.

Cuando contemplo y disfruto de estas hermosuras, debo consumirme en tu amor, en la admiración, en la alabanza, en el gozo y en el ansia de amarte y glorificarte más y más.
Las pequeñitas almas, debemos elevarnos con suma sencillez por medio de la gratitud por tus regalos, hasta Ti, generosísimo Dios-Amor que así nos colmas de celestiales caricias, de mimo divino, de magníficos regalos.

Es lo propio de las almas pequeñitas, no tanto sacrificarte estos santos legítimos goces, cuanto derretirse con amor agradecido y anheloso de hacerte amar. No cerrar los ojos para sacrificar el gusto de ver el firmamento hermosísimo, sino abrirlos para bendecirte en tu Poder, Sabiduría y Bondad, creadora de tales maravillas y así en todo, simplemente, humildemente, amorosamente admirarlo, gozarlo y bendecirte, alabarte, glorificarte en ello… dándote amor por Amor.    (Continuará)
Madre María de Dios.

CHARITAS

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