¡Toda! ¡todo!. Es la donación plena.
Oh Jesús mío, “voluntad irrevocable” de ser enteramente tuyas, es la resolución firme de tus consagradas , las esposas de tu Corazón. Venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, el alma esposa no retractará su absoluta entrega; fascinada, dichosa y divinamente por Ti, es su firme voluntad ser para siempre toda tuya, y solo tuya y siempre tuya. Nada de la tierra, nada que Tú no seas contará para ella si no es en relación a Ti.
No me reclaméis pensamientos vanos, mi atención es toda de mi Amado porque soy toda suya….
No me reclaméis conversaciones curiosas, inútiles, frívolas; mis palabras son para hablar de El y de lo suyo, darle a conocer y hacerle amar, decirle lo que le amo y cuanto anhelo amarlo aún más y que le amen todos; mi voz es para alabarle comenzando mi cielo en la tierra.
No me reclaméis cuidados terrenos, no me reclaméis criaturas, como tales…, yo soy toda suya y a EL me debo toda; soy enteramente de mi Jesús, del Corazón amorosísimo de mi Jesús y todo mi existir está dedicado a EL.
Esta esposa de su Corazón totalmente suya y que nada quiere sino serle gozo y gloria haciendo reinar su amor, hemos de ser cada una llevadas a este estado íntimo, delicioso y santísimo, de la mano y por la bondad del Corazón Inmaculado de nuestra celestial Madre… Somos sus hijas-esclavas de amor y Ella nos forma en su seno maternal y nos lleva suavemente a la realización de nuestro llamamiento… a ser totalmente de su Divino Hijo, nuestro Jesús Amor.
¡Esposas de su Corazón!, ¡oh felicidad!, ¡oh dicha!, ¡oh gozo inefablemente gozoso!.
¡Esposa de El!, oh alma, abísmate en el conocimiento de lo que eso supone y significa y… pide…
Ese es nuestro llamamiento vivido.
Ntra. Madre María de Dios Molleda