“Coronemos Nuestra Vida Mariana…Viviendo En Ella… Abismadas En Su Corazón Inmaculado, No Sólo Con Ella, Sino Como Fundidas, Abismadas, Encorazonadas Con Ella…”. (Madre María de Dios Molleda)
Nuestra Madre Fundadora fue una amartelada de la Santísima Virgen, y su ternura hacia Ella nos fue legada hasta nuestros días.
Ella, Madre de las almas, Mediadora y Distribuidora de todas las gracias, Reina universal junto a Cristo Rey, Madre de Dios.
Nosotras, cuál otras Marías, queremos unir al mundo con el Corazón de Cristo, juntar las almas a Él con lazos formados por horas de adoración unidas a Ella.
Es sumamente importante para la salvación y santificación de las almas, y para la obtención del reino de Dios en la tierra, llevar el culto mariano a su perfección en nuestra alma.
“Nuestro Instituto aspira a señalarse en el ardiente amor e imitación de la Virgen María, siendo su primer paso en la Vida Religiosa la total CONSAGRACIÓN a nuestra Santísima Madre Reina y Señora, medio de identificación con su vida consagrada” (Constituciones)
De María nunca se podrá decir lo suficiente, no es posible expresar ni con todo el uso de la lengua, la grandeza de esta grandísima mujer, la más perfecta creación de Dios.
“María, estrella del mar, conduce a todos sus fieles servidores al puerto de salvación. Les enseña los caminos de la vida eterna. Les hace evitar los pasos peligrosos. Los lleva de la mano por los senderos de la justicia. Los sostiene cuando están a punto de caer. Los levanta cuando han caído. Los reprende, como Madre cariñosa, cuando yerran, y aun a veces los castigan amorosamente.” (San Luis María de Montfort)
¡Vivamos junto a María!