¡Llegó la Navidad!, con ella los preparativos, las visitas, cenas y todo lo que nos puede llevar a despistarnos de lo fundamental. Esperamos a Dios y para ello debemos estar dispuestos a salir a su encuentro. Esperamos la Navidad con un Espíritu de Consagración, con un corazón lleno de amor y pasión por Jesucristo, un buen momento para descubrir movidos por el Espíritu, la presencia de Dios en nuestra vida. La fe nos invita en estos días a descubrir ese misterio en un niño recién nacido.
Seguramente tengas pensado e incluso ya comprado, el o los regalos que vas a hacer a las personas que más quieres, pero…¿Has pensado qué vas a regalar al Niño Dios?. No, no nos referimos a algo material, sino a ese encuentro con Dios abriéndole lo mejor de cada uno de nosotros, viviendo con gran fe. Recordemos los regalos que Dios nos da y, de la mejor manera ofrezcámoslos a los demás como Él lo haría. ¡Ve hasta Belén, acércate al Niño y llévalo contra tu pecho en señal de amor! ¡Hablamos de Amor con mayúsculas! ¡Dios mismo se hace presente en la humanidad por nosotros!. ¡Llegó la Navidad!.