Si Madre María de Dios viviera en nuestros días, tendría el corazón presionado por el gran sufrimiento que le causaran las continuas profanaciones de la Eucaristía, por los errores, graves errores que se están introduciendo en algunas Comunidades eclesiales. Su sensible corazón vivía con especial intensidad todo lo relacionado a la vida de la Santa Madre Iglesia y quería que su Obra sintiese con la Esposa de Cristo sus alegrías y sus sufrimientos. Creo que todos somos conscientes de la situación actual y desde estas humildes y sencillas letras queremos llamar a una enardecida Cruzada Eucarística para compensar tantos sacrilegios, irreverencias, profanaciones que se están cometiendo contra Jesús, que como muy bien nos dice nuestro Papa Francisco no es una cosa, por muy preciosa que queramos considerarla, es una Persona, es Jesús vivo y real, como está en el Cielo, como estaba en Palestina en su vida terrena. Que todos intensifiquemos nuestras visitas a Jesús en las iglesias. Pidamos a nuestros Pastores que nos dejen los templos abiertos y organicemos adoraciones ininterrumpidas. Vayamos todos a Jesús a pedirle que nos aumente la fe, que nos aliente en la esperanza y nos inflame de su misma caridad. Llevarle no solo nuestras intenciones, sino también los intereses universales: por la Santa Iglesia, la santificación de los sacerdotes y religiosos/as, la paz en las familias y en el mundo entero, por los que sufren y son perseguidos por causa de su fe, por los pecadores enfermos y agonizantes, por los que luchan y no consiguen, por los pecadores en general y sobre todo por todos aquellos que no quieren acercarse a Él, porque no le conocen; por aquellos que no quieren aceptar sus preceptos y enseñanzas y desfiguran el rostro de la Iglesia…Nos haríamos interminables, que cada cual complete la lista ante el mismo Jesús y le ofrezca su vida entera como reparación e intenso amor que le consuele. Sólo esto nos salvará de todos estos males que nos afligen: desde la pandemia o cualquier desgracia que pueda acaecernos a los males nacionales e internacionales, que son todos ellos consecuencias del pecado.
No tenemos palabras adecuadas para expresar todo lo que desearíamos decir en este corto espacio, así que os invitamos a leer nuestro próximo blog, donde transcribiremos el propio espíritu de nuestra querida Madre María de Dios referente a su sentir con la Iglesia.